River le ganó con justicia a Boca por 1 a 0 en el Superclásico más devaluado de los últimos tiempos. Jonathan Maidana, ex Boca, marcó el gol y desató el delirio. Borghi tiene un pie afuera de Boca y Riquelme fue reemplazado por su lesión.
¡Cuántas cosas se han hablado de una semana a esta parte! Que juega Riquelme, que no; que Ortega está para ser titular, que mejor queda afuera; que Borghi no llega a dirigir a su equipo, que al final se sentó en el banco… El típico maremoto de rumores y novedades que trae aparejado un partido de la magnitud de un Superclásico se vio ampliado por el contexto en el que se desarrollaron los hechos. Dos equipos totalmente deslucidos, fuera de toda previsión lógica, con dos técnicos en constante cuestionamiento popular y con sus líderes lesionados y faltos de ritmo. Nada de esto importó cuando tanto River como Boca salieron a la cancha minutos antes de las 19 para dar comienzo al gran espectáculo del fútbol argentino.
Espectáculo que no fue tal. Porque si bien River no brilló como lo supo hacer en otras épocas, opacó a su rival durante casi los 90 minutos y mostró un esquema mucho más interesante que el que venía usando su ex DT, Ángel Cappa. El técnico interino (¿seguirá siendo interino?) Juan José López optó por ese equipo corto que tanto le gusta, que sepa atacar pero también pueda defender. Supo parar a Ortega casi como un punta, mucho más suelto que en su posición de enganche y más cerca del arco de Javier García. Este simple movimiento le dio frescura al ataque millonario y eso quedó reflejado en las múltiples chances de gol que tuvo durante el primer período. Un par de Lamela, otra de Ferrari, varias de Pavone… Pero la pelota todavía no entraba.
Del lado de enfrente, los jugadores de Boca no demostraron reacción ante los ataques contrarios. Riquelme perdió todas las pelotas divididas y su fastidio habitual se vio multiplicado por su bajo rendimiento. Tal fue así que ya a los 10 minutos pidió el cambio por una molestia muscular, pero al rato pidió quedarse para seguir probando aunque su cara demostrara lo contrario. Palermo fue una consecuencia del mal rendimiento del 10, porque nunca recibió una pelota clara de gol y se perdió en los reclamos de faltas y penales que no existieron. Lo mismo para Mouche, con una flojísima actuación.
En el segundo tiempo, no hubo casi tiempo para que los equipos se acomodasen porque, a los 8 minutos, Jonathan Maidana aprovechó un centro que le vino desde la derecha y sorprendió al muy seguro Javier García con un cabezazo perfecto que fue directo a la red. River se ponía 1 a 0 y la historia comenzaba a cambiar, al menos para los hinchas que deliraban mientras que los de Boca prendían bengalas y demostraban el famoso “no ha pasado nada”. Desde ese momento, el nivel de juego decayó y predominaron los pelotazos aéreos y las salidas de emergencia. Boca intentó salir a buscar el empate pero la falta de un conductor que abriera el juego hacia los costados fue notoria y pagó con la derrota.
Después de este partido único, comienzan las preguntas. ¿Podrá Borghi soportar otra semana más en Boca? ¿Será Bianchi el próximo DT? ¿Llegará Falcioni, Russo, Giunta? ¿River habrá salvado este semestre paupérrimo con esta importante victoria? ¿Podrá mejorar el nivel de juego para sumar puntos hacia el final del Torneo?
¿Quién tendrá las respuestas? Por lo pronto, dos equipos con realidades muy similares tendrán una semana bastante diferente.
Los violentos de siempre: Los barrabravas de Boca dieron otra vez la mala nota. Primero, provocaron disturbios antes del comienzo del partido en los alrededores del Estadio Monumental, enfrentándose con la Policía. Luego del gol de Maidana, el grueso de la tribuna encendió bengalas para alentar a su equipo pero, ante la impotencia, las arrojaron hacia la platea baja, ocupada por hinchas millonarios, en lo que por suerte no tuvo consecuencias graves. ¿Cuánto más habrá que soportar a los violentos?
La frase: Matías Almeyda le dedicó el triunfo a Ángel Cappa, por el trabajo realizado hasta el momento, así como también a J. J. López.
¡Cuántas cosas se han hablado de una semana a esta parte! Que juega Riquelme, que no; que Ortega está para ser titular, que mejor queda afuera; que Borghi no llega a dirigir a su equipo, que al final se sentó en el banco… El típico maremoto de rumores y novedades que trae aparejado un partido de la magnitud de un Superclásico se vio ampliado por el contexto en el que se desarrollaron los hechos. Dos equipos totalmente deslucidos, fuera de toda previsión lógica, con dos técnicos en constante cuestionamiento popular y con sus líderes lesionados y faltos de ritmo. Nada de esto importó cuando tanto River como Boca salieron a la cancha minutos antes de las 19 para dar comienzo al gran espectáculo del fútbol argentino.
Espectáculo que no fue tal. Porque si bien River no brilló como lo supo hacer en otras épocas, opacó a su rival durante casi los 90 minutos y mostró un esquema mucho más interesante que el que venía usando su ex DT, Ángel Cappa. El técnico interino (¿seguirá siendo interino?) Juan José López optó por ese equipo corto que tanto le gusta, que sepa atacar pero también pueda defender. Supo parar a Ortega casi como un punta, mucho más suelto que en su posición de enganche y más cerca del arco de Javier García. Este simple movimiento le dio frescura al ataque millonario y eso quedó reflejado en las múltiples chances de gol que tuvo durante el primer período. Un par de Lamela, otra de Ferrari, varias de Pavone… Pero la pelota todavía no entraba.
Del lado de enfrente, los jugadores de Boca no demostraron reacción ante los ataques contrarios. Riquelme perdió todas las pelotas divididas y su fastidio habitual se vio multiplicado por su bajo rendimiento. Tal fue así que ya a los 10 minutos pidió el cambio por una molestia muscular, pero al rato pidió quedarse para seguir probando aunque su cara demostrara lo contrario. Palermo fue una consecuencia del mal rendimiento del 10, porque nunca recibió una pelota clara de gol y se perdió en los reclamos de faltas y penales que no existieron. Lo mismo para Mouche, con una flojísima actuación.
En el segundo tiempo, no hubo casi tiempo para que los equipos se acomodasen porque, a los 8 minutos, Jonathan Maidana aprovechó un centro que le vino desde la derecha y sorprendió al muy seguro Javier García con un cabezazo perfecto que fue directo a la red. River se ponía 1 a 0 y la historia comenzaba a cambiar, al menos para los hinchas que deliraban mientras que los de Boca prendían bengalas y demostraban el famoso “no ha pasado nada”. Desde ese momento, el nivel de juego decayó y predominaron los pelotazos aéreos y las salidas de emergencia. Boca intentó salir a buscar el empate pero la falta de un conductor que abriera el juego hacia los costados fue notoria y pagó con la derrota.
Después de este partido único, comienzan las preguntas. ¿Podrá Borghi soportar otra semana más en Boca? ¿Será Bianchi el próximo DT? ¿Llegará Falcioni, Russo, Giunta? ¿River habrá salvado este semestre paupérrimo con esta importante victoria? ¿Podrá mejorar el nivel de juego para sumar puntos hacia el final del Torneo?
¿Quién tendrá las respuestas? Por lo pronto, dos equipos con realidades muy similares tendrán una semana bastante diferente.
Los violentos de siempre: Los barrabravas de Boca dieron otra vez la mala nota. Primero, provocaron disturbios antes del comienzo del partido en los alrededores del Estadio Monumental, enfrentándose con la Policía. Luego del gol de Maidana, el grueso de la tribuna encendió bengalas para alentar a su equipo pero, ante la impotencia, las arrojaron hacia la platea baja, ocupada por hinchas millonarios, en lo que por suerte no tuvo consecuencias graves. ¿Cuánto más habrá que soportar a los violentos?
La frase: Matías Almeyda le dedicó el triunfo a Ángel Cappa, por el trabajo realizado hasta el momento, así como también a J. J. López.
Foto: Gentileza Olé
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