El Enano de vuelta

En pleno ascenso a nivel profesional, Diego Buonanotte sufrió un accidente en el que perdió a tres amigos de la vida. Después de cuatro meses de aquel episodio, que no olvidará más, el Enano esta de vuelta.

La noche estaba perfecta. El equipo millonario recibía al por entonces puntero del campeonato, Godoy Cruz. Los hinchas iniciaban una nueva ilusión con Ángel Cappa sentado en el banco y su mística de Tiki Tiki. “Viste, Dieguito está en el banco”, era el rumor por los pasillos del Monumental. La primera ovación que le regalaron fue en el anuncio antes del partido. El grito de “Enano, Enano” bajó de todas las tribunas sin excepción alguna.

A finales del año pasado, Astrada – por entonces director técnico de la institución de Núñez- y el recientemente electo presidente Daniel Passarella imaginaban al talento santafesino como un as bajo la manga para cambiar la pálida imagen del equipo. Pero el destino había escrito otra historia. En la mañana lluviosa del 26 de diciembre, ruta provincial 65 de la localidad de Arribeños, Diego perdió el control de su auto, despistó y chocó contra un árbol. El impacto causó la muerte de los tres amigos que lo acompañaban: Gerardo Suñé, Alexis Fulcheri y Emanuel Melo, oriundos de su ciudad natal Teodolina. En tanto, Él era trasladado a un sanatorio de la localidad de Venado Tuerto con fractura en el húmero y la clavícula derecha. Lo que más preocupaba a los médicos era la contusión pulmonar causada por éstas.

Mucho se habló de la culpabilidad o no del conductor del auto. Las primeras pericias detectaron que el vehículo se despistó debido a la cantidad de agua acumulada en el pavimento y por los pozos provocados por la gran circulación de camiones por la zona.

Los primeros diagnósticos del médico de River, Héctor Cavalieri, hablaban de seis a siete meses de recuperación. Mientras que Daniel Passarella, sin conocer de tiempos medicinales pero si conociéndolo al jugador, afirmaba o estipulaba un tiempo de tres meses. Y no se equivoco. Buonanotte volvió a entrenarse, luego de una recuperación física y mental, tres meses después de lo ocurrido.

Durante este tiempo, recibió el apoyo de todo el ambiente futbolístico. En su internación, recibió visitas desde el presidente de la AFA hasta llamados de ex compañeros que juegan en el exterior. Los hinchas también se hicieron presentes. No importaba el color de la camiseta, todos dieron su fuerza para que el zurdo delantero de River saliera adelante.

La noche del 17 de abril, el estadio se emocionó cuando a los doce minutos de la segunda etapa, Cappa decidió meterlo en la cancha para cambiar la historia del partido. Sus compañeros sintieron el envión anímico y en dos jugadas dieron vuelta el resultado. La participación en el juego demostró que si bien se nota que esta falto de fútbol, la habilidad en la pierna zurda esta intacta para la alegría de todos aquellos que aman ver el fútbol del toque.

Desde esa noche, el cuerpo técnico lo viene llevando de a poco. En los partidos que siguieron, contra Estudiantes y Vélez, ingreso en los segundos tiempos. Contra éste último rival, llegó el regalo deseado. Tras un centro de Villagra, la paró y pateo al palo izquierdo de Montoya, dándole el triunfo a su equipo. El festejo no fue igual a los goles anteriores: beso el tatuaje con los nombres de sus amigos en el brazo izquierdo. Las lágrimas inundaron los ojos claros del delantero y sus compañeros no dudaron en darle un fuerte abrazo, especialmente los caciques del equipo: "Matías (Almeyda) y Ariel (Ortega) son jugadores muy importantes para el equipo y en lo personal. Uno tiene que estar agradecido", agregó.

¿Cómo no emocionarse? Simpatizantes que hacía segundos mostraban su descontento por acciones del juego, ahora aplaudían y se abrazaban con alegría al ver que la vida le dio una segunda oportunidad y que el enano esta de vuelta.