Resultaría extraño ver un Roland Garros sin grandes protagonistas argentinos, sin jugadores que puedan llegar a ofrecer espectáculos deportivos de alto nivel como la legión argentina supo ofrecer en años anteriores. Sin menospreciar a los compatriotas que a partir de este domingo juegan sus chances en los courts franceses, la final 100% argenta que vimos en el 2004 difícilmente podrá repetirse, como tampoco ningún oriundo de nuestras tierras tiene chances reales de pelearle la final a uno de los galácticos como sucedió en el año 2005.
El sorteo determinó que en la primera rueda Leonardo Mayer deba enfrentarse al ucraniano Sergiy Stakhovsky, Eduardo Schwank al esloveno Blaz Kavcic y Horacio Zeballos al austríaco Martin Fischer; duelos que no presentarían grandes inconvenientes teniendo en cuenta la especialidad nata del tenista argentino sobre el polvo de ladrillo, y la poca experiencia en la superficie de todos sus rivales. Juan Mónaco en cambio, tendrá un duro duelo frente al potente Jurgen Melzer, jugador totalmente impredecible debido a sus cambios de humor espontáneos.
La jornada dominical tuvo un saldo positivo, ya que las victorias argentinas vinieron tanto del cuadro masculino como del femenino. Juan Ignacio Chela avanzó a la segunda ronda tras vencer al norteamericano Ryan Sweeting por 6-0, 6-4 y 7-6 (4), en segunda ronda tendrá un partido complicadísimo, ya que su rival saldrá del duelo que disputarán el cuarto del mundo Andy Murray y el local Richard Gasquet ; por su parte, Gisela Dulko dejó en el camino a la 11ª jugadora del mundo, Victoria Azarenka por 6-1 y 6-2.
Si las lógicas se aplican en su totalidad, la final debería ser disputada por los mejores tenistas de la actualidad, pero lo que todo argentino desea, es que algún compatriota realice una tarea digna, acorde a la historia que el tenis argentino ha escrito sobre el polvo de ladrillo parisino.
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