Roger, soy tu padre

Las secuelas del filme parecen ser infinitas, una y otra vez se repite la historia y el final parece ser una constante. Esa lucha de archienemigos que hace tiempo es un clásico moderno, está a la altura de grandes duelos plasmados en la gran pantalla. ¿Qué diferencia hay entre el Jedi más poderoso y su progenitor/Némesis? El primero es un poderoso Caballero, respetado y querido por todos; el segundo, es aquel que no le tiene miedo a nadie, y menos a aquel que es su hijo y a quien doblega cada vez que se enfrentan.
¿Historia conocida? Si aquella épica disputa espacial no hubiese sido creada hace más de tres décadas, bien podría pensarse que los escritores se inspiraron en las batallas mantenidas entre los dos mejores tenistas de la actualidad -uno de ellos el mejor de la historia-, simplemente habría que imaginarlos a los Skywalker con una raqueta en la mano, o al suizo y al español empuñando un sable de luz disputándose el dominio del universo.
Aunque la imagen de Federer cada día se asemeja más a la de un mortal, no hay que quitarle su carácter divino a la hora de jugar un partido con la majestuosidad y el ímpetu que solo él puede tener; sin embargo, la victoria que logró Nadal en la tarde madrileña excede a cualquier tiempo y momento personal. Fue 6-4 y 7-5(5) en poco más de dos horas de juego, y con este resultado, el español le sacó el doble de partidos de ventaja a su hijo deportivo, el historial acusa un 14-7.
Con este triunfo, Nadal logra el récord de 18 títulos de Masters 1000, dejando atrás al ya retirado Andre Agassi con 17, y más atrás todavía a Roger Federer con 16; también le sirve para volver a ocupar el segundo lugar... porque a pesar de que el Gran Roger sienta pánico escénico cada vez que ve un zurdo español con vincha del otro lado de la red, él es el Caballero más poderoso de la galaxia del tenis.