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domingo, 2 de mayo de 2010

Un gol de corazón


River le ganó como local a Vélez Sarsfield por 2 a 1 con goles de Ferrari y Buonanotte. Gran ovación al Enano después de su gol. Ricardo Álvarez marcó para los de Liniers.



Cuando en un equipo falta fútbol y sobran las excusas, lo que gana es el corazón y las ganas de salir adelante. Ésta pareció ser la premisa del River de Ángel Cappa, un amigo del Tiki Tiki, que venció al Vélez suplente por 2 a 1 con un tanto de Paulo Ferrari –con cuatro en el Torneo es el goleador- y otro de Diego Buonanotte.

Si bien ambos equipos venían de sendas derrotas –River perdió ante Estudiantes por el campeonato y Vélez con Chivas por la Libertadores- el Millonario necesitaba los puntos más que su rival, que puso un equipo lleno de juveniles y suplentes para preparar a los titulares de cara a la revancha por la Copa. Cappa dispuso una nueva combinación en la delantera con Ariel Ortega, que fue convocado por Maradona a la Selección local, y Rogelio Funes Mori, recuperando así la titularidad que le era esquiva en los últimos encuentros.

Aunque el local mostraba intenciones de llegar al primer gol, antes de los diez minutos Daniel Vega falló en su salida y Ricardo Álvarez la punteó para el 1-0. Cuando la primera etapa estaba por finalizar, el Burrito asistió a Ferrari, que no será una Testarosa lujosa y potente pero que en esta ocasión definió como lo que le falta a su delantera: un gran goleador.

Ya en la segunda parte, ambos equipos salieron más relajados y bajaron el nivel de ansiedad por convertir que mostraron durante los 45 iniciales. El empate concordaba con las situaciones que habían generado hasta el momento. Sin embargo, Cappa mandó al campo de juego a Diego Buonanotte en lugar de Funes Mori y engendró sin saberlo el segundo gol de River.

La historia del Enano merece un párrafo aparte. Luego de su reaparición en el partido que fue victoria ante Godoy Cruz, la gente se había empezado a ilusionar con ver a ese habilidoso y escurridizo delantero que generaba peligro en el área rival. Claramente, una situación que se extraña por el barrio de Núñez. En aquel encuentro, el recién estrenado DT confió en él en el segundo tiempo y mostró sus ganas de progresar y divertirse en la cancha para dejar atrás los recuerdos del accidente y la muerte de sus tres amigos. Ahora, el fútbol nuevamente le estaba dando revancha permitiéndole entrar a la cancha otra vez. A los 36 minutos, bajó un centro de Cristian Villagra –otro reincorporado por Cappa- y definió de zurda al palo izquierdo de Germán Montoya. El alocado festejo con casaca al aire mostró el desahogo de un joven que quiere triunfar y ser feliz con la pelota en sus pies. Las lágrimas que derramó cuando sus compañeros lo abrazaron fueron calcadas por la gente en las tribunas, que se emocionó junto a él y le agradeció con el “Enano… enano…” que lo caracteriza.

Por eso en el Monumental hubo emoción y alegría, pero sobre todo hubo corazón. Con Buonanotte en la cancha, de acá en más no faltará ningún ingrediente.

Foto: Gentileza La Gaceta

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