Washington D.N.

Cada vez que vuelve el Rey, los súbditos agachan la cabeza ante su honorable presencia. Algunos más irreverentes que otros, intentan faltarle el respeto que se ha ganado después de tantos años de batallar y de dominar.
Así tal cual, es la historia de nuestro Rey del tenis, David Nalbandian que hoy conquistó su 11º título al vencer al chipriota Marcos Baghdatis en la final del Legg Mason Tennis Classic, por 6-2 y 7-6 (4). El resultado marca claramente el desarrollo del encuentro, donde el argentino dominó con autoridad el primer set, reluciendo su vasto y completo repertorio de golpes. Nalbandian se impuso desde su alto porcentaje de puntos ganados con el primer servicio (80%), los puntos ganados con la devolución de saque (especialmente sobre el segundo servicio de su rival con un 69%) y los dos puntos de quiebre conseguidos sobre igual cantidad de chances (no tuvo ninguno en contra).
En el segundo set se hizo muy notorio el agotamiento del argentino, fue el primer partido que le tocó jugar bajo el agobiante calor de la capital estadounidense, ya que durante toda la semana disputó sus encuentros en el turno de la noche. A medida que Nalbandian bajaba su nivel, Baghdatis lo incrementaba, pero nunca pudo tomar una ventaja clave para quedarse con el set, ya que de una u otra manera, David lograba mantener su servicio a pesar del mal juego.
Fue así que el torneo se definió en un tie-break que desde el arranque fue del campeón, que pareció recobrar todas sus fuerzas y levantó su nivel y sus golpes a la excelencia que había demostrado en casi toda la semana y especialmente en el primer set de hoy. Con tres mini quiebres se puso 5-0, luego volvió a ceder terreno, pero no había otra imagen en su mente que no fuese volver a levantar un trofeo después de más de un año y medio de sequía; el desempate tuvo un resultado final de 7-4.
Así fue que por tercer año consecutivo el ATP de Washington corona a un argentino, ya que en las últimas dos ediciones había sido Juan Martín Del Potro quien levantara el trofeo.
Este título le permite a Nalbandian volver a meterse entre los 50 mejores tenistas del mundo y sumar minutos y confianza para llegar de la mejor manera posible a uno de los torneos grandes que más le gustan, el US Open y ojalá se cumpla lo que dijo Baghdatis al finalizar el encuentro, y sea un dolor en el trasero para todos sus rivales.