Como los más exclusivos y poderosos motores de automóvil, los cuatro miembros del equipo argentino de Copa Davis fueron capaces de adaptarse a la superficie que los franceses dispusieron para esta semifinal. Esta vez la carpeta no se siente tan veloz como lo fueran las dispuestas por Rusia y Suecia cuando se enfrentaron al equipo de Tito Vázquez. El clima también es un factor determinante, en esta época del año, Europa Occidental goza de un clima cálido, con temperatura promedio de 22° y con un porcentaje de humedad considerable, que hace que la bola tenga un pique más lento y suave.
Es de esperarse que el conjunto local tome provecho del estadio cerrado que eligieron, y acondicionen el mismo con una temperatura que los beneficie a ellos menos que a sus rivales, habrá que prepararse para eso, tanto en el planteamiento táctico de los encuentros por parte de los jugadores y cuerpo técnico, como también para el público que disfruta del verano parisino, y probablemente acuda a la cita sin prevenir el frío artificial.
Dejando de lado cualquier perspicacia bilardista, no hay que menospreciar el as de espada con el que cuenta Argentina. David Nalbandian demostró en reiteradas oportunidades que él no especula con qué superficie estará pisando, qué tan rápido viajarán sus golpes o quien será el rival al que deba enfrentar, cuando se trata de representar al país, El Rey se calza la corona y pone a sus pies a cualquier Goliath que le plantee batalla.
Sin embargo, la historia habla por sí sola, y nos hace recordar que es casi imposible que un solo hombre pueda conformar un equipo. Y así como él es el jugador más experimentado en esta materia, también es muy importante que todos acaten las órdenes del mandamás, que no es otro que el capitán del equipo. Él es quien debe tomar las decisiones y quien debe tener la última palabra antes de que cada jugador salga a la cancha.
Si ningún hecho extraordinario ocurre, el día viernes Nalbandian y Mónaco saldrían a la cancha a disputar sus respectivos encuentros. Cada uno estará sólo adentro de la cancha, pero bien acompañado y contenido desde afuera de la misma, así como también lo estarán Schwank y Zeballos cuando juntos disputen el punto bisagra en la serie.
Teniendo el título mundial de Las Leonas como festejo fresco, La Legión seguramente se motive y busque emularlas, siendo así, bien les cabría el mote de Los Lyones.
Dejando de lado cualquier perspicacia bilardista, no hay que menospreciar el as de espada con el que cuenta Argentina. David Nalbandian demostró en reiteradas oportunidades que él no especula con qué superficie estará pisando, qué tan rápido viajarán sus golpes o quien será el rival al que deba enfrentar, cuando se trata de representar al país, El Rey se calza la corona y pone a sus pies a cualquier Goliath que le plantee batalla.
Sin embargo, la historia habla por sí sola, y nos hace recordar que es casi imposible que un solo hombre pueda conformar un equipo. Y así como él es el jugador más experimentado en esta materia, también es muy importante que todos acaten las órdenes del mandamás, que no es otro que el capitán del equipo. Él es quien debe tomar las decisiones y quien debe tener la última palabra antes de que cada jugador salga a la cancha.
Si ningún hecho extraordinario ocurre, el día viernes Nalbandian y Mónaco saldrían a la cancha a disputar sus respectivos encuentros. Cada uno estará sólo adentro de la cancha, pero bien acompañado y contenido desde afuera de la misma, así como también lo estarán Schwank y Zeballos cuando juntos disputen el punto bisagra en la serie.
Teniendo el título mundial de Las Leonas como festejo fresco, La Legión seguramente se motive y busque emularlas, siendo así, bien les cabría el mote de Los Lyones.
Enviado Especial Matías Pouso
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