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jueves, 16 de septiembre de 2010

La Diosa del Olimpo

Emanuel Ginóbili fue el último en entrar al llamado Olimpo de los grandes deportistas argentinos de la historia. Antes, ya tenían su lugar Juan Manuel Fangio, Roberto De Vicenzo, Carlos Monzón, Guillermo Vilas y un tal Diego Armando Maradona.
Fangio logró cinco títulos mundiales de Fórmula 1 con cuatro marcas diferentes: Alfa Romeo, Maserati, Mercedes y Ferrari. Su récord tardó 46 años en ser superado y terminó su campaña en la máxima categoría con el inigualable récord de 47 % de victorias sobre carreras corridas.
El maestro De Vicenzo hizo popular un deporte que no era seguido en Argentina: el golf. Ganó la impresionante cantidad de 230 torneos, entre los que se destacan cuatro PGA Tour y el Abierto Británico, uno de los más importantes del mundo. También logró la World Cup para Argentina en 1953. Sin dudas, trascendió las fronteras del golf, y fue destacado en todos los ambientes.
El boxeo fue, desde siempre, el deporte donde los argentinos hacían historia. Pero Monzón pasó todas las barreras. Se transformó en uno de los mejores de todos los tiempos, realizando un total 14 defensas exitosas desde que le ganó por nocaut a Benvenuti en 1970 para transformarse en el Rey de los medianos. Se retiró en 1977 luego de la defensa número 14 habiendo derrotado a todos los grandes de la época. En 102 peleas, ganó 90 y sólo perdió 3.
En la década del `70 apareció otro deporte casi inaudito para el gran público argentino: el tenis. Vilas empezó a ganar torneos y más torneos en una época de grandes tenistas (Bjorn Borg, Jimmy Connors, Illie Nastase, Mats Wilander, entre otros). Se llevó cuatro Grand Slam (dos abiertos de Australia, un Rolando Garros y un US Open) y ganó 62 torneos en su carrera (sexto de la historia). Tuvo récords como 16 títulos y 130 victorias en una temporada: 1977, año en que tendría que haber sido el número 1 del mundo aunque para la ATP fue el número dos del año (al fin y al cabo, su mejor ranking).En pleno apogeo de Vilas, allá por 1976, aparecía en la primera de Argentinos Juniors, un morochito de apenas 15 años: Diego Armando Maradona. Su nombre ya era familiar porque era el encargado de hacer malabares con la pelota durante los entretiempos del Bichito de La Paternal.
Maradona salió campeón mundial juvenil en 1979 y en 1981 llevó a Boca a lograr el Metropolitano. Sin embargo, sus mayores logros fueron en tierra azteca. Con la Selección en el Mundial de México 1986, logró los dos goles más recordados de la historia (la Mano de Dios, y el mejor gol de todos los tiempos) y llevó a Argentina a lo más alto del mundo.
Además transportó al Nápoli, un pequeño equipo del olvidado Sur italiano, a la gloria: Dos Scudettos, una Supercopa de Italia y una Copa UEFA, entremezclaron al humilde Nápoli junto con los gigantes Milan, Inter y Juventus.
En el 2000 fue declarado, luego de una encuesta hecha por la FIFA, como el mejor futbolista de todos los tiempos. En Argentina fue declarado el mejor deportista del Siglo XX.El siglo XXI nos trajo un nuevo fuera de serie: Emanuel Ginóbili. Considerado el mejor basquetbolista argentino de la historia. Fue el emblema y la figura del equipo que se llevó el subcampeonato mundial en Indianápolis 2002. Ese equipo argentino (con jugadores como Nocioni, Oberto, Montecchia, Pepe Sánchez, etc) fue el primero en ganarle a un equipo totalmente compuesto por jugadores NBA y perdió la final ante Serbia con una escandalosa tarea de los árbitros.
En los Juegos Olímpicos de Atenas, Manu se tomó revancha ante Serbia en el partido inicial con un doble sobre la chicharra (“tiré un zapato y entró” declaró minutos después), y llevó a Argentina a ganar la medalla de oro por primera vez en su historia. Fue elegido el MVP del torneo.
Además logró el 4º puesto en el Mundial de Japón 2006, y la medalla de bronce en Beijing 2008. En Londres 2012 buscará seguir acumulando gloria.
A nivel clubes ganó dos Copas de Italia, una liga y una Euroliga con el Kinder Bologna, para pasar a los Spurs de San Antonio, en la NBA.
En el equipo texano logró tres anillos (2003, 2005 y 2007), siendo uno de los jugadores clave para el entrenador Greg Popovich.Si había algo que faltaba era alguien que se destacara en un deporte en el que todavía nadie lo había echo. Y apareció. El sábado 11 de agosto de 2010, Luciana Aymar selló para siempre su nombre entre los grandes deportistas de la historia.
Sus apodos lo dicen todo: la Maga, El Diego o la Maradona del Hockey. Sobrenombres que no pasan desapercibidos.
Considerada la mejor de todos los tiempos en su especialidad, también es la mujer más importante del deporte argentino, y sólo con 33 años.
Dueña de una habilidad indescifrable, a lo largo de su carrera ha logrado cumplir casi todos los objetivos que se propuso. Con el título mundial logrado en el patio de su casa (léase Rosario, donde obviamente fue el elegida la mejor del torneo), llegó a su segundo Mundial y logró unja popularidad increíble, con 12.000 personas en el estadio, algo impensado para el hockey femenino 20 años atrás.
Es el símbolo de una generación que desde el Mundial de Utrecht 98 no se baja del cuarto puesto. Una medalla de plata (2000) y dos de bronce (2004 y 2008) en Juegos Olímpicos, cuatro de oro (2001, 2008, 2009, 2010), dos de plata (2002 y 2007) y una de bronce (2004) en los Champions Trophy, y un tercer puesto en el Mundial 2006, aparte de los dos oros, hacen que sea una de las deportistas con más títulos de la historia argentina.
Si las medallas conseguidas no les alcanzan, Lucha tiene los premios individuales que cosechó en su carrera como aliados incuestionables: seis veces elegidas la mejor jugadora del mundo (y este año va por la séptima), mejor jugadora de los mundiales 2002 y 2010, mejor jugadora de los Champions 2000, 2001, 2003, 2004, 2005, 2008 y 2010 y Leyenda del Hockey, otorgado en 2008. Logros que ninguna otra jugadora pudo conseguir, sin contar todo lo que respecta a logros panamericanos y sudamericanos.Así como los compañeros de Maradona se quedaban viéndolo después de las prácticas, muchas de sus compañeras en Las Leonas no pueden creer las cosas que hace con la bocha en su poder. El mejor ejemplo lo dio ante China hace pocos días, pasó a cuatro jugadoras como si fueran conitos y definió ante la salida del arquero, en uno de los mejores goles de la historia. Cualquier parecido con Diego no es mera coincidencia.
Una de las mejores defensoras de la historia, como Cecilia Rognoni, declaró: “Yo discrepo con quienes afirman que ella va a ser como Maradona en el 86 por una sencilla razón: con todo el respeto, cariño y admiración que siento por Diego, Luciana ya lo superó. Llegó a esta Copa siendo ya campeona del mundo y nombrada como la mejor jugadora de la tierra en seis ocasiones. Se ha cansado de ganar torneos, diversos premios y reconocimientos. Es impresionante”, sólo una pequeña muestra de lo que genera en sus propias compañeras.
La principal diferencia con los demás grandes es, sin duda, el espíritu amateur. Cuando los demás deportes son súper profesionales y hay una fortuna en juego, Lucha hasta hace poco tiempo (y a veces lo sigue haciendo) viajaba desde Rosario a Buenos Aires en micro para entrenarse con las Leonas en el Cenard.
Más de diez años en la elite de un deporte muy competitivo, destacándose en un equipo, produjo que varias quedaran relegadas a un segundo plano por su gran talento (Rognoni, García, Oneto, Aicega, entre otras), con una humildad que sorprende.
Talento, magia, humildad, coraje, respeto, entrega, sacrificio, lucha son las palabras que la acompañaron durante su carrera. Por todo lo que logró en estos años, Luciana Paula Aymar se metió entre los grandes de la historia, y… al Olimpo de los Dioses le hacía falta un toque de belleza femenina.

Por Marcelo De Nicola

1 comentario:

  1. Excelente nota! Muy buen repaso de los máximos exponentes del deporte argentino.
    Lo tiene muy merecido Lucha.
    Ojalá que sea el punto de partido para que muchos deportes amateurs se destapen

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