Orgullo, lo que siente cada una de las Leonas cada vez que se pone la celeste y blanca (y lo que sentimos nosotros al verlas correr y poner el corazón).
Seguridad, lo que expone Claudia Burkart ante cada quite, y cada salida limpia del equipo.
Concentración, algo que demuestra Noel Barrionuevo en cada córner corto y Silvina D´Elia en cada cruce defensivo.
Sacrificio, una palabra que Mariana Rossi y Mariela Scarone conocen bastante.
Fiereza, la que utiliza Mariné Russo para defender cada bocha.
Confianza, lo que inspira Charito Luchetti en cada lugar de la cancha.
Oportunismo, el que tienen Carla Rebecchi y Alejandra Gulla cada vez que están frente al arco.
Talento, lo que tiene el equipo de punta a punta, desde Belén Succi, una arquera gana partidos a Soledad García, una de las mejores delanteras del mundo.
Magia, lo que hace Luciana Aymar cada vez que tiene la bocha en su poder.
Compromiso, lo que tuvieron Delfina Merino, Daniela Sruoga, Romina Vatteone, Laura Aladro, Giselle Kañevski y Macarena Rodríguez para entrar en los momentos calientes y rendir al máximo o esperar afuera sin tener ningún problema.
Inteligencia, la del cuerpo técnico, con el Chapa Retegui a la cabeza, que idearon un equipo imbatible.
Todas estas palabras le calzan a la perfección a las Leonas. Un equipo que a lo largo de doce años se transformó en el emblema del deporte nacional y, para muchos, el mejor equipo de la historia del deporte argentino (algo que comparte con la Generación Dorada del básquet).
Desde acá, nos unimos a las felicitaciones para este grupo de talentosas, que nos pusieron una vez más en lo más alto del mundo. Para demostrar que con las Leonas, claramente, SOBRA EQUIPO.
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