Tigre venció 3 a 1 a Atlético Tucumán y se acerca en silencio a los puestos de vanguardia del Clausura.
El Matador sumó tres puntos más, esta vez de local y ante un Atlético Tucumán en caída libre. Está a seis de Independiente, líder con un partido menos, a cuatro de cumplir su objetivo y aun restan dieciocho por jugar.
El triunfo de ayer ilusionó a la gente de Tigre. Pero no fue tan sencillo como marca el resultado. Porque hasta que llegó el gol de Fondacaro, 21’ del PT, las situaciones de riesgo las había creado el Decano. Gigliotti desperdició al menos tres oportunidades para abrir el marcador e Islas se convertía en la figura del encuentro. Con el resultado a favor el equipo de Caruso jugó mejor y Atlético cayó en un pozo del que no logró salir. Peor cuando Paez cometió una falta grosera dentro del área y Luna transformó el penal en gol.
No cambió mucho en el segundo tiempo. Atlético avanzaba con ganas pero sin ideas, mientras que Tigre esperaba agazapado una distracción y liquidar el pleito. Y así fue, con los mismos protagonistas que en el penal, Paez intentó salir jugando, el Chino Luna le robó la pelota, encaró a Ischuk y definió sutilmente entre las piernas del arquero. El partido estaba cerrado, 3 a 0 con menos de diez minutos por jugar. Solo quedó tiempo para ver la imagen abatida, casi resignada de Mario Gomez. Ni siquiera el gol Escobar a los 40’ dio esperanza, menos después de la expulsión de Villavicencio por un golpe a Lázzaro con la pelota fuera de la cancha.
Los tucumanos siguen a la deriva, sin fútbol, sin ideas y, encima, sin suerte. Tigre acecha a Independiente, lo persigue y le hace saber que si tropieza está listo para atacarlo
El Matador sumó tres puntos más, esta vez de local y ante un Atlético Tucumán en caída libre. Está a seis de Independiente, líder con un partido menos, a cuatro de cumplir su objetivo y aun restan dieciocho por jugar.
El triunfo de ayer ilusionó a la gente de Tigre. Pero no fue tan sencillo como marca el resultado. Porque hasta que llegó el gol de Fondacaro, 21’ del PT, las situaciones de riesgo las había creado el Decano. Gigliotti desperdició al menos tres oportunidades para abrir el marcador e Islas se convertía en la figura del encuentro. Con el resultado a favor el equipo de Caruso jugó mejor y Atlético cayó en un pozo del que no logró salir. Peor cuando Paez cometió una falta grosera dentro del área y Luna transformó el penal en gol.
No cambió mucho en el segundo tiempo. Atlético avanzaba con ganas pero sin ideas, mientras que Tigre esperaba agazapado una distracción y liquidar el pleito. Y así fue, con los mismos protagonistas que en el penal, Paez intentó salir jugando, el Chino Luna le robó la pelota, encaró a Ischuk y definió sutilmente entre las piernas del arquero. El partido estaba cerrado, 3 a 0 con menos de diez minutos por jugar. Solo quedó tiempo para ver la imagen abatida, casi resignada de Mario Gomez. Ni siquiera el gol Escobar a los 40’ dio esperanza, menos después de la expulsión de Villavicencio por un golpe a Lázzaro con la pelota fuera de la cancha.
Los tucumanos siguen a la deriva, sin fútbol, sin ideas y, encima, sin suerte. Tigre acecha a Independiente, lo persigue y le hace saber que si tropieza está listo para atacarlo
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