Muchos dicen que nos faltan jugadores

Pero en este dial . . . SOBRA EQUIPO

Comunicate a la radio al 4926-1623 o tambien podes escribirnos a
sobraequipo@hotmail.com. Lunes de 19 a 20 por AM 1090.



domingo, 18 de abril de 2010

Un clásico empate

Central y Newell´s empataron 1 a 1 en el Gigante de Arroyito. Braghieri abrió el marcador para los locales a los dos minutos y Schiavi, de penal, decretó la paridad final cuando iban quince de la primera parte. Ambos equipos finalizaron con nueve jugadores.

Una ciudad se paralizaba, el ambiente futbolero de Rosario vivía su día más importante. Cuarenta mil personas presenciaban una nueva edición del clásico. Central, como era de esperar, colmaba su estadio y le ponía a la tarde un colorido increíble con sus banderas, globos y bengalas. La gente de Newell´s (afortunados aquellos cuatro mil quinientos que habían conseguido su ticket) no se quedaba atrás. Copaba la primer bandeja de la tribuna de la pantalla y le agregaba, a tanto azul y amarillo, un poco de rojo y negro para hacer su propia fiesta. Con esa famosa promesa de no abandonar nunca y serle siempre fieles a sus equipos, las parcialidades jugaban su propio partido, que iba a durar más que noventa minutos y que le otorgaba al estadio un constante marco ensordecedor. Sin embargo, lo que en las tribunas fue un espectáculo, en la cancha fue una guerra.

Los equipos se encargaron de protagonizar un partido futbolísticamente malo, falto de buen juego. Muy disputado en la mitad de la cancha, demasiado hablado y sobre todo, violento. Las cuatro expulsiones demuestran la calidad del clásico, que empezó con ritmo pero que luego fue decayendo hasta llegar a un punto de desgano en los jugadores, deseosos que finalice el encuentro.

Los primeros instantes fueron dominados por Central, que se mostró agresivo y atrevido para ir a buscar el gol. La ventaja llegó tempranamente, a los dos minutos, cuando luego de un tiro de esquina, Braghieri quedó mano a mano con Peratta y definió cruzado para poner el uno a cero parcial y aumentar la locura de los hinchas canallas. Era una fiesta para los locales, dueños del partido y de la pelota. Tal era la diferencia que Zelaya tuvo la posibilidad de estirar la ventaja, pero definió mal al quedar solo frente al arquero visitante. Newell´s, por el momento, estaba completamente perdido en el terreno de juego y falto de ideas para intimidar a su rival. Lo logró recién a los quince minutos, cuando Cristian Núñez ingresó al área y Nahuel Valentini le cometió penal. Todos a protestar encima de Diego Abal, que con su novedosa vestimenta, no dudó y juzgó de manera errónea que el defensor quitó la pelota con infracción. Schiavi no perdonó, demostró una gran experiencia y concretó el empate en un partido que iba a cambiar de rumbo.

A partir de aquí, cesó la adrenalina del comienzo. Newell´s se rearmó en la mitad de la cancha e impidió que Central siga acosándolo con tantas llegadas. El manejo de la pelota fue dividido y decayeron las emociones. El trámite del encuentro se hizo tan sucio que a los treinta y tres minutos fueron expulsados Paglialunga y Bernardi, uno de cada lado. El defensor cometió una plancha y el mediocampista respondió con un codazo. Así, ambos se quedaron con diez. Aunque faltaba más aún, a los cuarenta y cinco Núñez fue castigado con tarjeta roja por la misma infracción que su compañero. Finalizó la primera mitad y, en una demostración de poco profesionalismo, el partido ya tenía tres expulsados: uno de los locales y dos de la visita.

Todo indicaba que el segundo tiempo iba a ser muy dinámico y con espacios, debido a las expulsiones. Se esperaban cuarenta y cinco minutos de ida y vuelta y más goles. Sin embargo, esto no sucedió. Apenas comenzado el complemento, otro jugador tuvo que abandonar el campo. Esta vez fue Valentini, que vio su segunda amarilla tras cometer una falta en el borde del área. Nueve contra nueve y un Gigante que pareció mas gigante que nunca. Increíblemente ninguno de los dos aprovechó esto y nadie pudo hacerse dueño de la pelota. Central intentó más con el ingreso de Luciano Figueroa, pero no pudo derribar a la defensa de Newell´s que se agrupó muy bien atrás para recuperar la pelota y salir rápido de contra, intentando aprovechar el ingreso de Boghossian. De esto se trataron los minutos finales del encuentro, en los que hubo paridad y demasiadas imprecisiones.

Quedó la sensación que pudo haber ocurrido algo más, que fue poco para el inmenso marco. Ambos equipos le pusieron un freno al partido y la última media hora se jugó sólo por protocolo. Canallas y Leprosos protagonizaron un nuevo empate, la igualdad número 71. Parece algo normal, ya estamos acostumbrados a que el derby rosarino finalice así. Quizá la gente deba calmar sus presiones y dominar las emociones, para llevarle a los jugadores más tranquilidad y libertad al afrontar un partido así. Que no sea tomado como una batalla, que se juegue lindo al fútbol. Porque al fin y al cabo nos perjudicamos entre nosotros, los espectadores, que vivimos el fútbol de una manera tan especial a tal punto de hacerle mal. No es casualidad que haya habido una nueva igualdad, no fue un hecho aislado la conformidad con la que terminaron los jugadores. Claro, finalizó uno a uno y ninguno fue derrotado, pero se perdió mucho. Central y Newell´s defraudaron a su gente, dejaron mucho que desear y nos volvieron a otorgar un Clásico empate.



Foto gentileza Olé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario