Mismo final, pero distintos caminos

Chacarita Juniors y Atlético Tucumán decretaron su descenso a la Primera B Nacional el fin de semana pasado. Pero hay maneras y maneras de bajar de categoría. Esta reflexión surgió luego de los diez minutos finales del encuentro entre los tucumanos y Rosario Central.
En ambos casos, el Decano y el Funebrero, contaron con tres directores técnicos a lo largo de la temporada. Atlético arrancó con Héctor Rivoira, hoy entrenador de Huracán, siguió con Osvaldo Sosa y finalizó con Mario Gómez. Por el lado de los de San Martín, arrancó Ricardo Zielinski, siguió Fernando Gamboa, estuvo Mauro Navas por cinco fechas y terminará Luis Marabotto, de las divisiones inferiores.
Lo que hay que decir es que los de Atlético Tucumán se fueron por resultados futbolísticos, exclusivamente. Rivoira dejó el cargo por lo que consideró escándalos arbitrales en contra de su equipo. Pero siempre reinó la paz en Tucumán. La dirigencia bancó hasta donde pudo el proyecto de cada uno de los técnicos y jamás se metió en el armado del equipo. Los jugadores, pese a que no le salieron las cosas, siempre dejaron todo. La barra brava nunca “apretó” a sus futbolistas. Y su hinchada entendió que el fútbol es un espectáculo que le dio la posibilidad de jugar en el fútbol grande por un año y no la desaprovechó. Lejos de hostigar, con el dolor lógico que significa un descenso, se dedicó a que sus últimos diez minutos con oportunidad de mantenerse en Primera, fueran una verdadera fiesta a todo trapo. Ya sabían que un milagro era lo único que los podía salvar. Puro aliento se vivió en el Estadio Monumental José Fierro. Como debería pasar siempre. Pero la sociedad y la actualidad del fútbol argentino son totalmente distintas y hace que tengamos que dedicarle unas líneas cuando pasan situaciones como esta.
Lo decimos porque lo que pasó en Chacarita es diametralmente opuesto. Si bien Zielinski se fue en la quinta fecha del Apertura pasado, luego de acumular todas derrotas, a partir de ese momento una serie de desmanejos dirigenciales hundieron al club hacia un descenso totalmente previsible e inevitable. Asumió Gamboa. La buena tarea, hizo que Maradona se fijara en él para integrar el cuerpo técnico de la Selección. Primero la barra y luego algunos dirigentes con el pretexto “vos nos vas a salvar del descenso, que la Selección espere” lo obligaron a quedarse. Se vio un equipo agresivo. Una serie de derrotas y la intervención del presidente para cambiar el arquero lo hicieron dejar el cargo. Asumió Navas, duró cinco fechas. Le dijeron que cambiara a 10 jugadores que “no tenían hambre porque su futuro estaba asegurado” con la vuelta a la B ya casi consumada. Apareció Marabotto. La frutilla del postre: se tomó la pésima decisión de jugar contra Godoy Cruz con mayoría de chicos de las inferiores que van a tener que cargar de por vida la mochila de que su primer partido en Primera significó un descenso.
Por todos estos motivos, desde Sobra Equipo, salud para el pueblo tucumano. Gracias por entender la verdadera esencia de este deporte que tanto amamos y entender que también se puede vivir como un gran espectáculo.